¿Por qué medir la huella de carbono de mi envase?
El mundo gira hoy en torno a una palabra, coronavirus, que en apenas semanas pasó de ser una amenaza lejana a trastocar todos nuestros planes y ocupar el primer lugar en nuestra lista de preocupaciones en todo ámbito, personal y profesional; de salud y económico; individual, familiar y social. Pero cuando se encuentre un medicamento efectivo o una vacuna fiable, el mundo seguirá teniendo, como asignatura pendiente y riesgo latente, la sostenibilidad ambiental y el cambio climático.
Para ello, Europa ha perfilado el Pacto Verde Europeo, o European Green Deal, que pretende aunar bajo un relato común y un único paraguas la multiplicidad de directivas y otras iniciativas comunitarias enfocadas a reducir el impacto sobre el medio ambiente con un objetivo principal: disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al 50-55% para 2030 respecto a 1990 y lograr la neutralidad climática para el año 2050. En este contexto, los sectores del envase y embalaje, transporte y logística son una pieza clave para el éxito del Pacto Verde Europeo, y el análisis de la huella de carbono, una herramienta imprescindible.
La huella de carbono es el indicador que, medido en masa de CO2 equivalente (CO2-eq), cuantifica el potencial impacto ambiental sobre el cambio climático de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) generadas por un individuo, producto, evento u organización. Este indicador permite a las organizaciones evaluar su contribución al cambio climático tanto de sus productos como de sus actividades como empresa, entendiendo qué emisiones tienen y de dónde provienen, con la finalidad de reducirlas.
El análisis de la huella de carbono es clave para determinar la situación de partida de las empresas europeas, informar a los consumidores y analizar dónde se concentran los impactos en los ciclos de vida de productos y en las organizaciones, así como establecer acciones de reducción acordes. Sobre el cálculo de la huella de carbono pivotan aspectos clave del Pacto Verde como los objetivos sectoriales, el diseño ecológico o la información armonizada para los consumidores.
Para medir la huella de carbono de un producto o servicio se han de analizar las emisiones de gases de efecto invernadero producidas durante el ciclo de vida del mismo – en el caso de los bienes, desde la extracción de materias primas hasta la gestión de su fin de vida-, mientras que para averiguar cuál ha sido la huella de carbono de una organización -para la cual se tiene como marco base la ISO 14064:2019 (recientemente publicada y con importantes cambios respecto a la versión de 2012)- se estudian todas sus emisiones tanto directas e indirectas a lo largo de un periodo de tiempo determinado (generalmente un año), generando un inventario de las mismas, que en caso necesario puede ser posteriormente sometido a una verificación externa.
En el caso de la huella de carbono de productos (HCP), la contribución del envase a este impacto es muy variable (pero puede llegar hasta el 80%) y depende de factores como por ejemplo el tipo producto contenido o el material en el que se envasa. El análisis de la HCP -para la cual existen metodologías de cálculo como la ISO 14067:2018, PAS 2050: 2011 y WRI/WBCSD GHG Protocol Product Life Cycle Accounting and Reporting Standard-, permite conocer las etapas del ciclo de vida que tienen una mayor contribución al impacto sobre el cambio climático y establecer medidas para reducirlas.
Son muchas las ventajas que aporta disponer de la medición de la huella de carbono de nuestro producto, entre ellas, poder establecer planes cuantitativos de reducción y mejora del rendimiento ambiental, mejorar la eficiencia de procesos y reducir costes; acceder a nuevos mercados con regulación ambiental más estricta; adelantarse a futuros escenarios legislativos, y diferenciarse de la competencia y mejorar la imagen de marca, asociándola a la innovación y la sostenibilidad, mediante acciones de comunicación.
En ITENE ayudamos a calcular la huella de carbono de los productos y actividad corporativa para conseguir todos estos objetivos y compromisos, y apoyando a las empresas en todo el proceso, incluso en aquellos cálculos de huella de carbono que pueden ser sometidos a una verificación externa.